Antecedentes del conflicto armado
El conflicto
armado en Colombia se evidencia a partir de los años 1928-1958 con los enfrentamientos de los partidos políticos liberal y conservador;
en 1960 aparecen las guerrillas y posteriormente los paramilitares, a esto se
le sumaron los carteles de narcotráfico, las llamadas Bacrim y grupos armados
organizados, que desde 1988 hasta 2012 provocaron en Colombia una de las etapas
más difíciles, atemorizantes y crudas de la guerra en todo el territorio.
Paz
territorial
Una de las
prospectivas del gobierno, especialmente durante el mandato del presidente
Santos, estaba enfocado en las zonas rurales que fueron afectadas con
desplazamiento forzado, masacres y desapariciones; esto debido a la ausencia de
las instituciones que regulen las relaciones sociales, políticas, económicas y
culturales, en otras palabras, sectores olvidados por el estado. Anexo a esto
también se realizaron encuentros para escuchar las necesidades y la opinión de
quienes eran los protagonistas directos en los territorios y de allí se tomaron
proyecciones para poder trabajar en el reto que significa la paz territorial.
Maria Llorente, Juan Garzon, 26 de junio de 2018
Oportunidad
para los colombianos
En medio de todas
las negociaciones fallidas entre el gobierno colombiano y los grupos criminales
(guerrillas), una de las ganancias que se puede rescatar es la participación de
las victimas en los procesos que se adelantan; tener la confianza de una
convivencia y no repetición de los hechos es fundamental para la construcción
de la paz territorial; aquellos que tienen huellas de violencia puedan abrir
espacio no solo al perdón, si no a la reparación tanto en búsqueda de la verdad
y en el desarrollo de su economía, agricultura ya que estos territorios en su
mayoría desarrollaban su economía mediante los cultivos de coca.
La paz
territorial se hizo necesaria para fortalecer el regreso de todas las personas
que por el conflicto se vieron obligados a abandonar sus propiedades para
salvaguardar su vida y la de sus familias; poder tener la confianza de regresar
sin miedo y con toda la confianza que el estado garantizara no solo la
seguridad sino los medios para desarrollar y reconstruir sus actividades
económicas. Pero lograr que las personas confíen y crean es difícil, por esto
se ha trabajado mancomunadamente con las instituciones y familias tanto de los
asentamientos en las zonas urbanas como las que permanecieron en los
territorios afectados.
Realidad
En la actualidad van
apareciendo muchas fracturas en el acuerdo de la Habana frente a la paz
territorial, se muestran controversias en temas como la reforma agraria y
ordenamiento territorial ya que no es solo tema de las zonas rurales; a esto se suma la aparición de grupos
reorganizados por las disidencias de las FARC que al no estar de acuerdo con lo
pactado quieren mantener el control en ciertos sectores fomentando los cultivos
de coca y peleando por las fronteras con otros grupos delincuenciales y
carteles, nuevamente las poblaciones en medio del conflicto y definitivamente
es imposible creer que abra reparación, cuando al contrario se enfrentan a mas violencia.
Entonces, ¿cuál
es la solución?, como enfrentar esta problemática social?, como evitar mas
muertes a lideres sociales, a reinsertados, a personas inocentes; son muchas
preguntas que quedan en el aire y que el gobierno aun no tiene respuesta y peor
ahora cuando están siendo de segundo plano con el tema de la pandemia. Hay un
lema de impacto, ¡“perdón y olvido” !, realmente es difícil, como olvidar
tantas verdades ocultas, como olvidar si realmente no se conoce la realidad de
lo hechos, cada persona debe trabajar en perdonar para sanar, pero
definitivamente olvidar no es posible, para quienes tienen cicatrices que
muestran una cruda realidad.
¿Qué podemos
hacer?
Uno de los ejes fundamentales para la paz territorial podría ser el perdón y la reconciliación, elementos que desde el campo profesional podemos apoyar y fomentar partiendo desde la familia; no es difícil encontrar que de cada familia haya existido o exista una víctima por el conflicto armado, ya sea un familiar desplazado, muertes en medio de enfrentamientos, familiares que participaron en las fuerzas armadas (ejército, policía...), falsos positivos, guerrillas y muchos otros, que han fomentado el odio y la sed de justicia en las familias, que reclaman oportunidades y reprochan la falta de recursos. Tenemos la posibilidad de brindar apoyo a través de nuestros conocimientos, apoyando emprendimientos, podemos fomentar la comunicación y apoyo promoviendo el respeto por quienes decidieron dejar las armas y participar en la sociedad, desde nuestros trabajos podemos ser tolerantes y crear ambientes para la construcción de paz.